Como ya os he contado en la entrada anterior, el viernes noche acabé molido, así que decidí que el Sabado sería turístico. Tras levantarme a eso de las 10, fui para el cern a echarle gasolina al coche (esta vez la gasolinera estaba abierta) y dejarlo ahí. Tras comer a las 12 para poder aprovechar el día, fuí a coger el autobus 56 que me lleva directo a Gienbra desde el cern. Hasta aquí todo iba perfecto, pero claro algo tenía que pasar.
A mi me habían dicho que los billetes se compraban arriba (o eso entendí), así que me subí al autobus y.... ¡¡¡¡no había máquina!!!! Es gratis por ser el cern pensé yo y ahí me quedé sentado haciendome el remolón. He de deciros que en aquí es bastante común que la gente suba sin billete ya que nadie controla salvo los revisores que suben muy de vez en cuando. Dicho esto podéis imaginar que me pasó. Llevaba unas 5 paradas cuando veo a unos señores de blanco sospechosos que se acercaban a la puerta del bus. Tenían unas curiosas maquinitas en la mano (son los de los parquimetros pensé para mi), pero entonces... ZAS! se suben al autobus. A lo que yo raudo y veloz, antes de que el autobus arrancara me tiré por la puerta como un rayo haciendome el loco por si me decían algo. Tuve que esperar al siguiente autobus y por supuesto me compré un billete, ¡y menos mal! porque los señores revisores se subieron también a ese autobus. Me ahorre una multa de 80 francos gracias a mis reflejos leoninos ;)
Tras el accidentado viaje, llegué al centro de Ginebra, y me fui a recorrer las cosas que había visto cuando hice mi viaje de estudios de Bachillerato, fui a ver la playa, la catedral, paseé por la rivera del lago y vi algún que otro monumento que os detallaré con mayor detalle en futuras entradas.
Ahora os dejo porque mis compañeros de pasillo orientales están preparando comida y me han dicho que vaya a probarla.
A mi me habían dicho que los billetes se compraban arriba (o eso entendí), así que me subí al autobus y.... ¡¡¡¡no había máquina!!!! Es gratis por ser el cern pensé yo y ahí me quedé sentado haciendome el remolón. He de deciros que en aquí es bastante común que la gente suba sin billete ya que nadie controla salvo los revisores que suben muy de vez en cuando. Dicho esto podéis imaginar que me pasó. Llevaba unas 5 paradas cuando veo a unos señores de blanco sospechosos que se acercaban a la puerta del bus. Tenían unas curiosas maquinitas en la mano (son los de los parquimetros pensé para mi), pero entonces... ZAS! se suben al autobus. A lo que yo raudo y veloz, antes de que el autobus arrancara me tiré por la puerta como un rayo haciendome el loco por si me decían algo. Tuve que esperar al siguiente autobus y por supuesto me compré un billete, ¡y menos mal! porque los señores revisores se subieron también a ese autobus. Me ahorre una multa de 80 francos gracias a mis reflejos leoninos ;)
Tras el accidentado viaje, llegué al centro de Ginebra, y me fui a recorrer las cosas que había visto cuando hice mi viaje de estudios de Bachillerato, fui a ver la playa, la catedral, paseé por la rivera del lago y vi algún que otro monumento que os detallaré con mayor detalle en futuras entradas.
Ahora os dejo porque mis compañeros de pasillo orientales están preparando comida y me han dicho que vaya a probarla.
1 comentario:
Joder Pele jajaja algun dia no hay barbacoa por alli, que bien se debe vivir, aprende las costumbres culinarias de tus compañeros y cuando vuelvas nos cocinas algo jaja.
Seguro que Ella dejo huevos pontro volvera.
Cuidate mucho!!
P.D: Jodo si hay que meter letras para verificar la palabra XD
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