martes, 16 de diciembre de 2008

El Festival del humor

Es curioso como Flipy ha sabido mostrar los distintos aspectos de la ciencia con un toque de humor. Si bien es cierto que no domina la materia, simplemente por curiosidad, por ver como todo se convierte en un ¡FRACASO ABSOLUTO! o por intentar descubrir en que se equivoca cuando explica los experimentos, su sección ha conseguido pegar a la pantalla una gran cantidad de gente.

Este hecho debería hacernos plantearnos la siguiente pregunta. Si las clases de ciencias, como dicen algunos estudiantes, son muy difíciles, muy duras y muy aburridas, ¿Cómo es posible que fuera de la clase generen tanto interés? Quizás el problema esté en dentro del aula y no en la materia. ¡Ojo! Cuando digo aula no me refiero a la habitación, las mesas, las sillas y la pizarra en la que se da clase. Sino en la situación que se produce cuando se imparte la materia.

Creo que la mayoría de la gente ve al profesor de ciencias como una persona muy formal, que llena la pizarra de fórmulas, la borra rápidamente y comienza de nuevo, cinco minutos antes del final pregunta por dudas y luego se va. Lo cierto es que tienen razones para ello. Por eso creo que deberíamos cambiar el concepto que tiene la sociedad. Deberíamos convertirnos en Flipys dentro del aula y empezar a dar la materia desde un tono más cercano. Saber reírse de la ciencia, de uno mismo, y hacer que los estudiantes nos miren sorprendidos y piensen ¿de que circo se ha escapado este profesor?. Por supuesto que no debemos olvidarnos de los conceptos, pero.... si los jóvenes son capaces de aprenderse el nombre de más de 200 Pokemon... ¿Porque no van a aprenderse la tabla periódica? La cuestión es que se interesen y lo hagan poco a poco sin darse cuenta, entonces el conocimiento les habrá quedado grabado de manera más profunda.

Se que todo lo dicho hasta ahora es difícil de llevar a la práctica, pero si algún día tengo que dar clases, el primer día entraré a clase con una nariz de payaso y diré... ¡Qué comience el Festival del humor!



1 comentario:

Concha Bueno dijo...

Bueno, tampoco es imprescindible la nariz de payaso, pero sin duda el humor es una buena forma de introducir un tema. Tu reflexión sobre los experimentos de Flipy es muy acertada, creo que tanto sus fracasos absolutos como sus éxitos pueden ser un buen material didáctico. ¡Yo no me lo pierdo!